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jueves, 14 de mayo de 2009

A PROPÓSITO DE LAS CLASES DE BAILE DEL CAÑO...



Hoy, mientras almorzaba tranquilamente, tuve la oportunidad de ver en la televisión una noticia que, personalmente, me impactó y me dejó A NO NA DA DA ¡¡¡CLASES DE BAILE DEL CAÑO EN LOS GIMNASIOS!!! Increíble, pero cierto… ¡Reflautas!... ¡Calamares en su tinta!... ¡Wow! Me impresiona a lo que ha llegado mi género en función de halagar y estimular a sus machos.

Al parecer, todo comenzó con “La Diosa del Metro”, esa chica que ya hace varios meses, burlaba la seguridad del metro hasta subirse a un vagón y empezar con su distinguido show. Se desvestía frente a los pasajeros, quedando en un diminuto bikini que, por qué no reconocerlo, la hacía lucir bastante bien a pesar que, según mi opinión, se hubiera visto más linda con una capucha en la cabeza, una máscara o, simplemente, sin cabeza. Luego comenzaba a moverse “sensualmente”, utilizando las higiénicas y sanitizadas barras de los vagones para sobajear sus partes pudendas, haciendo una “intensa” presentación, con piruetas, quedando de cabeza, subiendo y bajando por los manoseados agarraderos y dejando embobados a los hombres y horrorizados a los pasajeros más conservadores. Esto, claramente era parte de un proyecto “artíshtico/culturalsss”, cuyo objetivo, de acuerdo a su brillante organizador, era “animar y remover las mentes de quienes se desplazan en este medio de transporte con un show que tiene una calificación de "semi-adultos", por lo cual advirtió, se tomaron todas las precauciones para que ningún menor presenciara el baile” (Gustavo Pradenas... el genio y creador)... ¿Cómo diablos pueden tomarse esas precauciones en el metro cuando a todas horas viajan niños en él?... No me lo puedo imaginar.

Lo que NO llama la atención, pero merece comentarios por lo burdo y folklórico del asunto, son las reacciones y opiniones de quienes presenciaron tan magno evento o lo vieron por televisión o Internet. Hombres embrutecidos, con los ojos desorbitados, la lengua afuera y un hilo de baba colgando coquetamente de sus entreabiertas mandíbulas, que celebraban a esta mujer por la “valentía” de atreverse a realizar un acto que hiciera a la “pacata” sociedad chilena reaccionar, expandir sus límites y terminar con el “doble standard”. Por otro lado había mujeres que condenaban a esta “artishta” comparándola con prostitutas y cabareteras y otras que preguntaban con un entusiasmo inusitado -¿Dónde podría tomar clases de baile del caño?... Porque mi marido quedó loco cuando vio a la Marlen Olivarí haciéndolo en un programa-… Como si para el tal marido fuera lo mismo ver a la Diva de medio kilo en cada teta que a su mujer colgándose de una barra y sobándose con ella.

¡De qué estamos hablando!... Recordemos "instalaciones artísticas" anteriores.

Que una niña, claramente con un trastorno de personalidad limítrofe como Baby Vamp se paseara “en pelotas” y con una mochila por las calles de Santiago custodiada por un tipo de cabeza desteñida con Blondor llamado “Luiso” (¡Quien puede llamarse Luiso!) o que una chica de Cabaret haga del transporte público su escenario, es tan absurdo como el “Proyecto Vaca”, en el cual a una inocente rumiante la “salvaron” de morir en un matadero, para luego torturarla, subiéndola en una grúa a la azotea de un edificio, que estaba completamente llena de pasto… Que consideración. Si la vaca hubiese sabido lo que le esperaba se suicida a mordiscos. O como el “artista” que incluyó en su magnífica muestra un pez en una juguera para “ver la perversión de los chilenos”, pues quien quisiera podía activarla, triturarlo y hacer un delicioso y nutritivo jugo de pescado… Muy inspirador.

¿Recuerdan la casa de vidrio?... Otro proyecto “artístico”, denominado “Nautilus, casa transparente” financiado con dinero de todos los chilenos, tras ganar el Fondart, que tuvo un costo de, nada más y nada menos que $5.290.000. ¿El resultado?... Mientras Daniela Tobar, la “gran actriz” de entonces tiernitos 21 años, se paseaba por el reducido espacio haciendo su vida cotidiana, comiendo, haciendo pipí, popó y duchándose, miles de oficinistas, juniors, obreros, vagonetas, ancianitos, etc. tras estimularse mirándola y terminar calientes como papa de cazuela, esperaban que saliera a “trabajar” para agarrarle “las nalgas”, las “callaguaguas” y lo que pudieran alcanzar. La linda pidió protección policial, pues lo que ella hacía era arte y no exhibicionismo gratuito. Si hubiese cobrado por agarrón, quizás la cosa se hubiera desordenado menos y todos habrían quedado satisfechos.

El tema de ¿qué es arte? quedará para otra ocasión... Por el momento mi duda es la siguiente: ¿Por qué existen personas que tratan de sobresalir como sujetos "especiales", “snob”, “progresistas”, “artistas” y
“perturbadores” queriendo DESPERTAR a la gente a través de la utilización de otros, generalmente animales o mujeres (fíjense bien… animales o mujeres) posicionándolos ante la sociedad como OBJETOS para probar las reacciones de la gente?... Ya sabemos que hay doble standard. Está claro, por la cantidad de “Cafés con tetas y sexo” (que suelen llamarse cafés con piernas), cabarets y topless de mala muerte; que en Chile hay hombres que llegan donde su “gordita” todos los días y la tratan como una “lleina” o simplemente la ignoran o la maltratan y de vez en cuando se pegan una arrancadita con los amigotes a un topless. Es sabido también que incluso el abuelito más compuesto le dice asquerosidades a la niña que entrega panfletos de un supermercado por la mañana en una esquina para ganarse 10 lucas. Sabemos también que hay mujeres que se desbandan en las despedidas de soltera o en los Martes femeninos tratando de agarrar a toda costa una gónada o un genital manoseado ya por varias de las presentes… Aunque debo decir que, de acuerdo a mi experiencia y conocimiento, son más las despedidas de solterO que terminan con “servicios adicionales”, que las despedidas de solterA… Al menos en mi círculo (que es bastante normal), siempre han sido muy sanas y graciosas a pesar de tener vedettos.

¿Para qué entonces intentar “liberarnos más” a través de la “cosificación” de personas que están dispuestas a ponerse como objetos? (porque los animales lamentablemente son víctimas de los “nuevos artistas” y no pueden elegir si quieren o no participar en sus ideas descabelladas).

Cada vez se habla más del término recientemente creado “femicidio”, de la violencia hacia la mujer, de la igualdad de géneros, mientras en las calles, en el metro, en las playas, vemos permanentemente anuncios de cervezas, bebidas, autos, helados, etc. Publicitados por un “culo turgente” unas “pechugas atómicas que parecieran querer arrancar de lo que las oprime”, mujeres semidesnudas con cara de excitación lengüeteando un helado… ¡Quién come helados en cutis y se calienta cuando lo hace!... Estaríamos hablando ya de una especie de “fetichismo”. En el verano se ven por doquier teams de diferentes marcas promocionando productos con niñas bailando en tanga como taradas debajo de una ducha, simulando una situación casi orgásmica mientras se recagan de frío por horas porque el presupuesto no da para pagar el gas. ¡Concursos de potos!... Poleras mojadas. ¡Eso es doble standard!... y lo peor es que las mismas mujeres son quienes facilitan esta cosificación de ellas mismas. Y después vienen las quejas…

No necesitamos hacer este tipo de cosas para demostrar apertura de mente, no necesitamos ir a re-matarnos de frío para sacarnos una foto en pelotas para un tal Spencer Tunik, posando rodeados de testículos ajenos, bellos de dudosa procedencia, traseros que no sabemos hace cuánto no son aseados, olor a sopapo y a rodilla, hálito alcohólico de quienes, por la humorada, se pasaron del carrete a sentir la libertad que otorga correr con las pelotas o las pechugas al viento en presencia de otros..

Lo que sí necesitamos para disminuir el doble standard es aceptar la diversidad, dejar los prejuicios, tratarnos con respeto y con amor.

¿Aprender el baile del caño nos sirve para eso?... ¡MUJERES!… ¡Cuál es la idea de aprender a menearse, colgarse y sobajearse con un tubo!... ¿Es el mejor modo de estimular a su hombre?... ¿Imitar a quienes por necesidad o limitación hacen de este “arte” su forma de ganar el pan, mientras un montón de loosers, degenerados, frouteristas (dícese de aquellos, cuya parafilia consiste en obtener placer sexual al frotar el pene con mujeres vestidas para lograr el orgasmo, generalmente en público) babean y aplauden como tarados esperando algún día tener un encuentro sexual real y no pagado?

Nooo, en mi opinión, se trata de otra moda decadente y subdesarrollada de quienes están dispuestas a volverse “objetos” y ser tratadas como tales. Aprendan a bailar otras cosas, a ser más activas, a conocer su cuerpo, a conocer a su pareja, a intercambiar expectativas, a contactarse, a darse y recibir. Si les gustan las performances háganlo en pareja; Porque para ver como alguien se cuelga de tubos están los topless y los monos en el zoológico... ¡HE DICHO!