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viernes, 26 de septiembre de 2014

Para ser bella… ¡Puuuta que hay que ver estrellas!

(Publicado el 26/09/2014 en witty.la)
De acuerdo a un estudio de la Florida State University, para los hombres gringos, la “mujer perfecta” debería tener las piernas largas, pies pequeños,
pechugas grandes y caderas angostas… Una combinación extravagante, pensando en las dificultades que tendría esta fémina para mantener el equilibrio y no pasar en el suelo, considerando que sus caderas no tendrían el ancho suficiente y el tamaño de sus pies sería poco acorde a la longitud de sus piernas y al peso de sus voluptuosidades superiores delanteras.
Probablemente, el hombre latino tiene un gusto diferente y un poco más “realista”; sin embargo, somos las mujeres, las que nos llenamos la cabeza de creencias acerca de cómo es una mujer atractiva, imponiéndonos cada vez más exigencias y mal acostumbrando a los “varones”.
Generalizando, en términos superficiales, para ser bellas, las mujeres pensamos que tenemos que ser lampiñas, cero rollos, con un popín encumbrado y un rostro terso y fresco. Debemos vernos esbeltas, tener pestañas largas y tupidas, obvio que no tener celulitis ni estrías, ser fit y además, acompañar todo esto de una linda sonrisa y una actitud relajada.
¿Pero cuál es el costo de este tipo de belleza?… ¡Vamos con la verdad mujeres!
  1. La depilación: Es dolorosa, digan lo que digan. La cera deja el bigote colorado y las axilas irritadas. Y para qué hablar de la depilación brasilera y todas esas últimas modas que implican mayor sufrimiento y exposición de nuestras partes pudendas frente a otras mujeres que lamentablemente tienen que trabajar en esas zonas. La depilación definitiva también duele, y afeitarse es una solución parche, que puede causar estragos si uno por despistada se saca una lonja.
  2. “Todo lo que es” la figura: Aquellas que no tenemos la ventaja de ser delgadas, turgentes y fit pasamos, en tiempos de primavera, por la crisis de ver cómo los “gustitos” que nos dimos en el invierno, cuando la ropa tapaba todo, han dejado estragos en nuestro human body. Los “tutitos” que se juntan desgastando los pantalones en la parte superior interna, los rollitos de las caderas, los bracitos gordos, la doble pera, la celulitis, las estrías… Todo comienza a ser un problema y empiezan las medidas desesperadas: las dietas de shock, los tratamientos milagrosos, las fajas y la ropa interior reductiva para verse bella, pero sintiéndose como un paté. Todas alternativas incómodas y desesperantes. Y cuando falta tiempo y sobra cansancio, chuta que cuesta hacer ejercicio.
  3. El rostro: Las mujeres sin pelos, sin ojeras y sin arrugas pasados los 30 no existen. Las cremas para las líneas de expresión, el contorno de los ojos, las manchas y todas las “pifias” del cutis, hacen ver estrellas a la billetera. Y para qué hablar de la lata que da llegar en la noche a sacarse el maquillaje de los ojos con una loción, el de la cara con otra, la limpieza facial, el tónico y la crema nocturna. A las que no nos da para tanto, sólo nos lavamos los dientes y nos vamos a dormir para despertar como un mapache al día siguiente por la pintura corrida. Las más metódicas, en la mañana se limpian el cutis, se ponen tónico, crema hidratante diferente para cada parte de la cara y bloqueador solar. Posteriormente se borran la cara con tapa ojeras, con base, polvos para no brillar, rubor para darle un color “natural” al rostro, se encrespan y pintan las pestañas, le dan color a los labios para que se vean brillantitos y con vida y, si es de día, tratamos de que todo se vea lo más “natural” posible.
Otro cacho son las cejas. Tener muchas implica la necesidad de perfilarlas con pinzas regularmente… ¡Y anda a que se te pase la mano sacándote pelos en una, que después emparejando la otra, puedes quedarte sin ninguna..! En ese caso, la solución sería la tapa de mentolatum, para dibujarlas al estilo “surprise” o día tras día pintarlas con distinta expresión de acuerdo a tu estado anímico.
En definitiva, para ser bella, hay que ver muchas estrellas. A menos que seamos capaces de tolerar las miradas de desaprobación y andar “peluditas de alita”, ponernos una polera apretada llevando la guata con orgullo como lo hacen muchos hombres o cultivando el estilo Frida, de bigotes y cejas juntas. Quizás algún día estas cosas se pongan de moda. Pero como a las mujeres, al parecer, nos gusta torturarnos, vamos a andar con cosas como –“¡Pásame el dato de esa crema que hace salir más pelos en la axila porfa!”-, o –“Te morí, me encontré con la Cata y está regia, con una ponchera que le cuelga… La odio!” Si bien, estas frases hoy parecen sacadas de una película de ciencia ficción, tal vez, en el futuro, la ficción supere la realidad. Que más quisiera yo…